jueves, 30 de noviembre de 2017

Día 11 de noviembre de 2017

Para comprender el desarrollo del último día de vereda, debemos remitiros a lo momentos compartidos la noche anterior. No podíamos pasar por alto el tremendo cariño que les habíamos cogido a los pastores durante estos días, por lo que quisimos hacer algo para recompensarles todo lo que nos habían aportado. Por eso, decidimos hacer una pequeña ‘’gala’’ final en la que, mediante bandas conmemorativas, les atribuimos un título a cada uno de los pastores y a cada profesor, todo ello acompañado de un precioso discurso para cada uno. 

Una vez finalizadas las formalidades, no quedó más remedio que despedirnos del ambiente de la hoguera con una ‘’celebración’’ entre nosotros. Recordamos las anécdotas, compartimos nuevas historias y en definitiva aprovechamos los últimos momentos juntos. 

No obstante, la magia de la hoguera es muy poderosa, y algunos de nuestros integrantes sufrieron efectos secundarios de etiología desconocida. En cierto momento de la noche, algunos miembros del rebaño desaparecieron en la oscuridad para preocupación nuestra, y aunque tuvimos que hacer alguna que otra RCP con la única luz de nuestros frontales, al final todo el mundo (o casi) llegó hasta su saco de dormir sano y salvo. 

Cuando nos despertamos casi que olvidamos las bajas temperaturas matutinas debido a la tristeza que nos producía saber que iba a ser nuestro último desayuno. Gracias al Universo, Pepe El Biólogo nos trajo bollería recién salida del horno, por lo que al final todo fue menos traumático. 


Un último vistazo al rebaño y al paisaje, últimos pasos por la vereda y de vuelta a las fragonetas, rumbo al Norte y a la rutina. 

La noche anterior aún seguía presente en el interior de nuestros compañeros por lo que a medio día se hizo una parada de emergencia para recuperar la estabilidad y superar los mareos propios de las carreteras conquenses. Un último bocata y tras una breve siesta llegamos a la Facultad. 

Ver a nuestros compañeros, con la ilusión de partir al día siguiente, nos rompió un poco los corazones, pero al final la felicidad de todo lo que habíamos compartido era tan grande que volvimos a casa con una sonrisa y con el alma llena de nuevos amigos y recuerdos. 


Autores: Adrián Arroyo, Oihane Jauregui, Adrián López,  Sergio López, Mar Martínez, Julia Plaza y Ana Rodríguez
Profesores acompañantes: Delia Lacasta y Emilio Magallón

martes, 28 de noviembre de 2017

Día 10 de noviembre de 2017

Tras una noche especialmente fría, sacudimos la escarcha de nuestras tiendas y emprendemos rumbo. Por fin dejamos atrás la incómoda vereda de 20 metros de anchura y podemos observar perfectamente el tramo del camino en el que vuelve a su anchura correcta, 75 m. Lo hemos comprobado con nuestros propios pasos.


La mañana de hoy, a pesar de constar de un paisaje típicamente manchego que llamaba bastante la atención, ha sido una de las más duras a nivel de climatología. El frío no era demasiado fuerte, pero el viento era incesable y golpeaba nuestros cuerpos sin descanso. 

Las ovejas estaban tranquilas pastando, por lo que para ellas la mañana podría considerarse tranquila y exitosa, pero nosotros tuvimos que ir haciendo pequeñas pausas al sol para reponer fuerzas. Tras incontables colinas y ráfagas de viento que amenazaban con despegarnos del suelo, por fin divisamos a los hateros al fondo esperando con el almuerzo recién hecho.

Intentando que la comida no volara de nuestras manos y haciendo mucho esfuerzo por dirigir el chorro con efecto de la bota, nos comimos lo que tocaba (en este caso unas deliciosas tortillas caseras traídas muy amablemente por una vecina) y volvimos al camino, que lo reemprendemos con un vendaval aun mayor, que levantaba una gran polvareda que ha cubierto tanto nuestras caras como nuestra ropa de arena caliza. 


A pesar de que el recorrido era el más corto hasta ahora, nos hemos dedicado a zigzaguear para poder aprovechar todo el rastrojo posible y que las ovejas pudieran comer en condiciones. Una vez abandonada la planicie, llegamos a un río para que los animales pudieran saciar su sed, pero al intentar que lo cruzaran tan solo un tercio consiguió llegar al otro lado, puesto que las demás se negaban rotundamente a meterse en el agua sabiendo de antemano que había un camino seco por el que cruzar... (los pastores querían que atravesaran para que bebieran). 


Cuando se cortaron de pasar, incluso tras el arduo esfuerzo tanto de los pastores como de los perros, solo los machos cruzaron, pero ahí quedo la cosa. Finalmente nos rendimos y cruzaron por el puente ante nuestra impotencia.

Nota hateros: A ritmo de reggaeton lento hemos montado el campamento. Esta tarde tuvimos que ingeniárnoslas para, en previsión de una noche de fuerte actividad y conversación, alejar las tiendas un poco de la hoguera para no molestar a las personas con sueño ligero. Tras una intensa construcción, apareció por el horizonte un rebaño de ovejas muy curiosas, pues eran raza manchega negra, muy raro de ver. Estuvimos hablando con el pastor que las llevaba, pues era un rumano muy simpático que nos contó cosas sobre su explotación (ecológica y semi-extensiva, de leche). Además, nos hizo una demostración del poco caso que le hacía su perro pastor Yako, aunque a las ovejas sí que las llevaba muy bien. 

Autores: Adrián Arroyo, Oihane Jauregui, Adrián López,  Sergio López, Mar Martínez, Julia Plaza y Ana Rodríguez
Profesores acompañantes: Delia Lacasta y Emilio Magallón

domingo, 26 de noviembre de 2017

Día 9 de noviembre de 2017

En el día de hoy queremos subrayar la labor de las perras y perros que permiten que se realice esta aventura. Su trabajo es totalmente imprescindible, sino todos nosotros estaríamos perdidos entre tanta oveja desperdigada. Cada vez que uno de los pastores manda ordenar el rebaño nos quedamos hipnotizados sin remedio ante semejante belleza y eficacia. Por la mañana al salir de la tienda antes de ir a desayunar nos ponemos a acariciar a Komanechy, Lili, Tibelius, José Ángel, la Jessie, Huelechochos, Margarita y Faustina. 


Atravesando las colinas conquenses, hay una amplitud de pastos en la cual, gracias a estos animales, las ovejas pastan tranquilas y protegidas de cualquier peligro. Sin embargo, este recorrido, de más kilómetros de lo habitual, ha estado marcado por un estrechamiento de la vereda, la cual se llenaba de piedras que aumentaban la dificultad de la etapa. Hemos pasado muchas carreteras y hasta una autovía (aunque por suerte por debajo). Por fin llegamos al alto donde íbamos a almorzar unos riquísimos huevos fritos. Además, tuvimos la suerte de vernos acompañados de los paisanos del lugar que aprovecharon para compartir historias sobre sus animales mientras disfrutábamos juntos de la comida. 

Por la tarde el camino se alargó bastante, y siempre con una vereda llena de piedras que complicaban nuestros pasos. Menos mal que llegamos a una fuente en la que las ovejas pudieron saciar su sed y alguna incluso pegarse ¡un baño! 


El viento, el sol y el frío aumentaban la sensación de cansancio de nuestros compañeros, pero por fin nos juntamos todos en el nuevo campamento. Cayó la noche y con la oscuridad vinieron unas visitas, dos profesores de Madrid que pasaron la cena y la noche a nuestro lado. Todos alrededor de la sartén devoramos un riquísimo arroz con pescado que nos devolvió las calorías que habíamos perdido durante el día. Salieron a la luz temas como la importancia de la trashumancia en ámbitos como la ecología y el paisaje ibérico. La biodiversidad nacional tal y como la conocemos no sería la misma sin el paso de millares de animales durante años atravesando de una punta a otra la Península. La conversación fue muy interesante, pero el cansancio pudo con nosotros y ni siquiera un licor de hierbas pudo impedir que nos fuéramos a dormir temprano. 

Autores: Adrián Arroyo, Oihane Jauregui, Adrián López,  Sergio López, Mar Martínez, Julia Plaza y Ana Rodríguez
Profesores acompañantes: Delia Lacasta y Emilio Magallón

miércoles, 22 de noviembre de 2017

Día 8 de noviembre de 2017

Hoy sí que sí, Problemas hizo su función habitual de despertador. Levantamos rápido el campamento, cogimos fuerzas y nos pusimos en marcha. Al poco tiempo de empezar el camino, Vidal gritó y al acercarnos pudimos ver una oveja “enmorgañá” (presentaba unas lesiones en las orejas causadas por el temido morgaño). La mañana se presentó bastante tranquila, con pasto abundante para el rebaño y sin muchos obstáculos que salvar. 

A mitad de la mañana, atravesamos Belmontejo, un pueblo donde sus habitantes (TRES) nos esperaban expectantes. Para olvidarnos de la gula, planificamos purificar nuestras almas impuras, repasando los “siete pecados capitales” y pensando como eliminarlos durante nuestro viaje trashumante. 


Finalmente, vemos a lo lejos una chopera donde nos esperaban los hateros y el tío Domingo con una buena pata de jamón sobre la mesa.


Por la tarde, tuvimos bastante suerte, pues las ovejas habían pastado muchísimo durante el día y a parte de andar a buen ritmo, estaban bastante tranquilas.

Tanta energía habíamos guardado durante la tarde que una de las compañeras se atrevió a cabalgar a los lomos de Problemas.

La noche comienza temprana, aún no ha bajado el Sol y ya estamos reunidos alrededor de la hoguera. Empieza la tertulia, y la noche promete (pero sólo si hay autorización).

PD: Efectivamente, prometió. La energía cósmica fluyó por fin por nuestras venas. Tuvimos la visita estelar del mismísimo Karlos Arguiñano y Adrián por fin resolvió algunas de sus dudas más profundas. 

Fin del comunicado (J.K Rowling)

Autores: Adrián Arroyo, Oihane Jauregui, Adrián López,  Sergio López, Mar Martínez, Julia Plaza y Ana Rodríguez
Profesores acompañantes: Delia Lacasta y Emilio Magallón

martes, 21 de noviembre de 2017

Día 7 de noviembre de 2017 - KIKIRIKI. BUENOS DÍAS (Ismael et al. 2017)

Después de superar la primera noche con banda sonora de fondo, compuesta de ronquidos mixtos, peleas de perros, cascabeles de burro y flatulencias inolvidables que te perseguirán siempre. Noche fría, pero soportable, que se mitigó gracias al café caliente en dos rondas, y a las magdalenas.

Tras reponer fuerzas, emprendimos la marcha: primero seguimos un tramo de carretera con buena anchura, seguido de un largo tramo de rastrojera de cereal en el que la vereda se estrecha a tan solo 20 metros de ancho (cuando debería tener 75m). En ese momento nuestras queridas ovejitas decidieron pasar de nosotros, dedicándose a comer lo que les placía y desperdigándose a lo largo y ancho de la rastrojera. En ese momento avistamos a lo lejos lo que parecía ser unas 10 ovejas descarriadas, según se fueron acercando comenzaron a aparecer más y más ovinos de la nada como si se estuviesen multiplicando por arte de magia, después de mucho discurrir llegamos a la conclusión de que sin la ayuda de Vidal habríamos llegado al final de la semana con más de dos tercios del rebaño desaparecido en combate.

Después de haber recorrido todos estos campos que atraviesa la vereda, hemos llegado a un arroyo seco en el que el pobre ganado no ha podido saciar su sed. Este hecho, sumado a que nos tocaba emprender una subida larga y sin apenas comida a través de un pinar que acababa en un barranco, ha hecho que nos haya costado mucho mover a los animales a la hora de emprender la subida desde el arroyo. La vereda seguía siendo de 20 metros de anchura en este tramo.

Una vez atravesado el pinar y su barranco final con gran esfuerzo y tras cruzar un campo sembrado, intentando no pisarlo mucho, hemos llegado a un arroyo que las ovejas cruzaban como si fueran ñus cruzando el Serengueti. Nos han faltado solo los cocodrilos. Ha sido un paso espectacular de ver. Una vez cruzado el arroyo, llegamos a donde los hateros nos estaban esperando.

NOTA HATEROS: Cuando por fin mi compañera encontró la marcha atrás de la furgoneta (Mar), conseguimos abandonar el campamento para ir en busca de agua. Tras esto fuimos a reponer provisiones a un pintoresco pueblo de aproximadamente 6 habitantes donde la mitad de la población seguía durmiendo, incluido el panadero del que dependía el triunfo de nuestra misión. Mientras nuestros compañeros se entretenían buscando ovejas pérdidas, nosotros disfrutábamos de un delicioso café en un caluroso local. Finalmente nos dirigimos al punto de encuentro para preparar el campamento y hacer la comida. Mientras esperábamos al resto hicimos el descubrimiento del viaje: un ático con vistas al monte en el techo de nuestra furgoneta.

Después de comer, seguimos subiendo por pinar con la vereda igual de estrecha, y tras cruzar unos barbechos, cruzamos la carretera con la ayuda de nuestros hateros que nos habían cortado el tráfico. Tras cruzarla, la vereda ensanchaba en abundancia y llegamos a otro tramo de rastrojeras, en el que tuvimos que parar, porque había otro rebaño de la zona pastando. Gracias a la ayuda de los perros no tuvimos mayor problema. Nos volvió a costar moverlas porque se dispersaban mucho a lo largo de los campos, en busca de la ricia (espigas altas) y cordoncillo, y con suerte algo de grano. En esta zona, en lo alto de una loma, vimos una pelea a cabezazos entre varios mardanos que no se resolvió hasta que Vidal echó a los perros. Para acabar la jornada recorrimos un encinar que también nos retrasó un poco, tras esto nos encontramos con el resto.


La noche cósmica del día anterior pasó factura al grupo, tras unos garbanzos y otra buena ensalada de tomate, poco tardamos en irnos a  nuestros iglús.

NOTA HATEROS: Después de cortar la carretera para nuestros compañeros y el rebaño, cual guardia civil, y tras una hora para descubrir cómo funcionaba la radio de la furgoneta, emprendimos el camino hacia lo que sería el campamento de la noche. Tras perdernos varias veces, estando justo al lado de nuestro destino, llegamos a la zona de encuentro.


Autores: Adrián Arroyo, Oihane Jauregui, Adrián López,  Sergio López, Mar Martínez, Julia Plaza y Ana Rodríguez
Profesores acompañantes: Delia Lacasta y Emilio Magallón

domingo, 19 de noviembre de 2017

Día 6 de noviembre de 2017

Primer día. Seis de la mañana. Nos suena el despertador. En la universidad todas las tiendas de campaña nos esperan para ser dobladas, éste será el primer reto del día. Consejito del primer día: no hacer caso a las instrucciones de Decathlon.

Una vez estuvo todo en su bolsa, nos pusimos rumbo a Cuenca. Algunos se sentían sin fuerzas y decidieron desayunar bravas con café (a falta de croquetas de la universidad), echamos de menos a Manolo. Aún nos dio tiempo a perdernos, y por fin tras 4 horas de viaje conseguimos reunirnos con los pastores. Tras extender un buen surtido de embutidos por la mesa, a los pocos segundos de empezar a comer, Vidal, que es muy observador, se percató de que una de las personas alrededor de la mesa ni tocaba el producto cárnico. ‘’Te has equivocado de lugar’’, fueron sus primeras palabras. Ese fue el comienzo de una bonita relación. Ya con la panza llena, comenzamos la vereda. 

Lo primero que llama nuestra atención, es la intensa tensión sexual que existe dentro de nuestro rebaño (no el de personas, aunque a nosotros también nos ha tocado pasar el interrogatorio de Vidal). Esperamos que se hable de nuestras aventuras en el futuro… ¿qué pasará, qué misterios habrá?

A mitad de la tarde, en el medio de bosque divisamos unas gotitas de sangre. ¿Qué es este rastro? Seguimos el camino, y de pronto, oímos el aliento abandonar la garganta de Ana:‘’¡Chicos!’’ dice con urgencia. Preocupados, nos acercamos hacia su posición para ver consternados un producto abortivo en medio de la vereda, algo con la estructura de un mini Voldemort. Superado este trauma, continuamos el camino y de pronto, divisamos unas sospechosas miradas bovinas. Mar, inconsciente, decidió que no pasaba nada por acercarse hacia una vaca que acababa de parir. Menos mal que Emilio, el papá del grupo, le avisó de lo imprudente de sus acciones.

En este grupo no sólo hablamos de veterinaria, han salido temas tan interesantes como la nutrición vegetariana o la despoblación del medio rural. Ahora Julia es un 15% menos vegetariana y Mar va a salvar el planeta. 

Después de subir una montaña, y al pensar que por fin habíamos llegado a nuestro primer campamento, nos topamos con la realidad de estar desviados en el pico más frío de toda Cuenca. Las ovejas se habían alejado del recorrido y a pesar del descenso de la temperatura teníamos que recolocar al rebaño. Realmente, tanto los pastores como Problemas sabían lo que estaba pasando, nosotros éramos los únicos desorientados. Hicimos la última bajada y vimos a nuestros hateros que muy amablemente habían dejado todo preparado para nuestra llegada (en el cielo hay un sitio preparado para ellos).

Nota hatero: ante la ausencia de mazo y piquetas en condiciones, hemos cogido como herramienta una piedra. Tras llevar un rato golpeando con ésta para fijar las tiendas de campaña y ante nuestra desesperación, Urbano amablemente nos ha cedido su maza. Después, otra paliza para hinchar los colchones, uno a pleno pulmón por Lucas. Nuestra sorpresa llega al recoger, nos encontramos una bolsa con piquetas sin estrenar y una reluciente maza. 

Suculenta cena de bienvenida, descubrimiento y amor a primera vista del tomate con bacalao, después de una abundante caldereta de arroz con pollo y costilla de cerdo, la cual no fuimos capaces de acabar por motivos de capacidad. Todo ello bien regado con vino y pacharán casero.

Resumen de la noche: mucho anís, muchas risas y muchos refranes, a destacar: “nunca te fíes de alguien que sea de un pueblo mayor que el tuyo”.



Noche de luna llena… AUUUUUUUUUUU!!!

Autores: Adrián Arroyo, Oihane Jauregui, Adrián López,  Sergio López, Mar Martínez, Julia Plaza y Ana Rodríguez
Profesores acompañantes: Delia Lacasta y Emilio Magallón

martes, 14 de noviembre de 2017

Día 5 de noviembre de 2017 - Cólliga

Comenzamos nuestra última mañana de vereda con muchas ganas e ilusión y tras un café calentito ponemos rumbo en dirección Albaladejito.


Pero cuando llegamos a la carretera nacional, tuvimos que esperar a que la guardia civil nos ayudase a cruzar debido al gran tránsito de vehículos. En dicho cruce hubo de todo: risas, expectación, sorpresa y hasta unas cuantas ovejitas intentaron escapar por la retaguardia y otras saltaron el quitamiedos cual semental de competición. 


Aunque también añadir que hubo algún que otro conductor, en los cuales la paciencia brillaba por su ausencia, pero que le vamos a hacer, “hay de tó en la viña del Señor”, ¡a saber que prisa llevarían un domingo!

Tras llegar al descampado, agrupamos las ovejas y empezamos a comer, el último almuerzo antes de marchar a Zaragoza. Hubo emociones, felicidad, gratitud, alegría y alguna lagrima tímida por parte tanto de las chicas como de los pastores. 


Y bueno que les vamos a contar que estos días han sido increíbles y que la trashumancia no solo es un viaje, sino una forma de vida.



Para finalizar esta peculiar semana, añadiremos los 5 mandamientos del buen pastor, que siempre nos recitaban nuestros pastores y la moraleja de nuestra primera semana de Vereda:

"Aunque me manden, ¡yo no barro la Plazaaa! ¡A mi me van a mandar!” 
Vidal Martínez


Autores: Ana María Garrido, Bárbara Garuz, Marta Arrieta, Elisa García, Laura de Miguel, Beatriz Aznar, Laia Piquer y Ángela Arroyo
Profesores acompañantes: Jesús García y Pedro Aurelio

lunes, 13 de noviembre de 2017

Día 4 de noviembre de 2017 - Alto del Chillarón (Chillarón y Cuenca)

Tras otra noche de orquesta sinfónica, nuestro “Profe-desperteitor” no falla, nos tomamos un café y unas magdalenas del pueblo de Elisa y emprendemos el camino vestidas con ponchos-chubasqueros, ya que había previsión de H2O. Nuestras hateras del día fueron con Urbano a comprar morcillicas para todos (han gustado bastante por lo que se ve), y prensa pá no olvidarnos de nuestra civilización (que casi), mientras tanto el otro grupo camina con nuestros pastores entre pinos resineros. 


Entre pino y pino vicio y pepino (= club de cortesanas) y finalmente tras pasar por el monumento al pastor, llegamos al río Júcar y paramos a comer en la Mariana, un maxi huevo de 10 yemas (aisss el tito Domingo que bien nos alimenta), tras una bajada peligrosa que quedó en un “caaaasi…” de nuestra Anita.


La tarde empezó llorona con las pastoras encebolladas a capas y mientras Problemas tuvo que soportar unas zonas inexpertas, las demás recogen setas y nueces para la cena. 


Por otro lado, en la vereda de los hateros, nuestro hatero favorito se atrevió con un carajillo de coñac que resultó ser 0% alcohol, y su reacción fue “Ya decía yo que tenía poco coñac”, y es que a Marity su café solo le estaba subiendo los colores. 

Además nuestra Mayorala abandona la manada para ir a ver a la familia conquense y traiciona al rebaño con una “poco solidaria ducha caliente” en casa… ¡ELISA TE ODIAMOS!, todo esto hizo que tuviésemos que cambiar de mayoral, Jesús García, “Sir Brucelo”.


Para terminar el camino de hoy, en su último tramo Vidal nos puso a todos “mirando para Cuenca”, pero no penséis mal, fue una mera lección de geografía.


Cuando la hoguera ya estaba encendida Jesús nos cocinó Caprinus silvestres, mientras Urbano hacía la paella más rica del mundo! (Laia: ¡Esooo no es paella, es arroz con cosas!) , y tras cenar le cantamos el pre-cumpleaños feliz a Ismael. Como buenos pastores solucionadores de problemas y futuros MacGyvers, no teníamos velas apropiadas para la ocasión por lo que nuestras amigas Elisa y Laura improvisaron unos números romanos (LV) muy rústicos y adecuados para la ocasión,  además de los buñuelos, milhojas y resoli que estaban riquísimos y estaban recién traídos de Cuenca.



La última velada se desarrolló muy melódica con Marity y Ana haciendo un duelo de canciones tradicionales del norte y sur de nuestra península. Además nos acompañaron dos abuelitos muy majos de la casa de al lado donde estábamos acampados.

Para terminar nuestro largo y penúltimo día, añadir que no todo fueron rositas y margaritas, ya que nuestra pobre Ángela se puso malita y echó hasta el alma, antes de irse a dormir y las demás parecíamos un turrón de almendra duro, ya que las procesionarias hicieron estragos en las manos y piel de las pastoras.

Autores: Ana María Garrido, Bárbara Garuz, Marta Arrieta, Elisa García, Laura de Miguel, Beatriz Aznar, Laia Piquer y Ángela Arroyo
Profesores acompañantes: Jesús García y Pedro Aurelio

sábado, 11 de noviembre de 2017

Día 3 de noviembre de 2017 - La Cañada de la Cerraja (Villalba y Sotos)

Hoy nuestro despertar fue confuso, ya que un gallo biológicamente estropeado creyó que las 4 de la madrugada era una hora para amanecer. Por otro lado el pobre de Problemas no quiso rebuznar porque un perro de la granja de al lado lo tenía más asustado que “una vieja en una moto” (refranero de Ángela Arroyo), además Jesús sigue con su energía mañanera y bueno después de desayunar empezamos la vereda, nada más comenzar aprendimos “El Romance de la Loba Parda”, y casi nos quedamos sin dos alumnas, ya que como bien sabréis, las pastoras Laia y Elisa se perdieron pero el rebaño siguió.


Entre acertijo y adivinanza cual trovadores, llegamos al almuerzo, el cual nuestros queridos hateros tenían ya preparado, allí nos esperaba una visita especial, 3 familiares de los pastores, con tortilla de patatas, patrocinados por “Huevos Serrano” y torreznos y güeña sorianos que había traído Pedro Aurelio. 


Seguimos el camino con vocación de botánicas agrónomas recolectando té de roca y Ana que quería recolectar cebollas pero por la presión de grupo hoy no cenaremos cebollita a la brasa.

Cañada adelante entre pinos y resinas, apareció un buen vertedero de basura genuina, en lugar de pasto para las merinas. Por otro lado los careas bañados en “garruchos” (erizos de zarza), seguían realizando su trabajo eficazmente, al contrario que Laia que tras avanzar 20 metros con las manos levantadas se dio cuenta de que su vocación no era de Carea, aunque os invitamos a escuchar su grito de pastora “Ripapapaaaa..”. 

Para culminar la tarde, Marta y Ana tuvieron que ejercer de señales de tráfico para que el rebaño pudiera cruzar la carretera comarcal. ¡Qué polifacéticas y que bien bailan zumba estas chicas!


Llegamos a nuestro destino y acampamos en un campo de golf, (Viva la Revolución, guiño guiño…), cerca de Villalba de la Sierra. Después de matar 5 veces a Jesús jugando a “Pueblo duerme”, cenamos “Torrá” con secreto, panceta y morcillicas y nos fuimos a dormir.


Autores: Ana María Garrido, Bárbara Garuz, Marta Arrieta, Elisa García, Laura de Miguel, Beatriz Aznar, Laia Piquer y Ángela Arroyo
Profesores acompañantes: Jesús García y Pedro Aurelio

viernes, 10 de noviembre de 2017

Día 2 de noviembre de 2017 - Llegada a Las Majadas

Empieza la mañana con un despertador un poco peculiar, lo que no consiguió Problemas lo hizo nuestro querido Jesús, “¡Vamos chicas arribaaaa!”, “Es la tercera vez que rebuzna Problemas”, “ya…vamos…”, dijimos todas. Tras desayunar, vino un pastor para recoger a tres ovejitas que se nos habían unido a la fiesta la noche anterior y no querían volver a casa.


Y emprendemos el camino hacia Las Majadas. Anduvimos bastante por un paisaje precioso y encontramos un refugio en el “Arroyo las Truchas”, aunque eso no fue lo mejor, sobre todo para Problemas que por fin pudo beber agua y Vidal que encontró 2,05€, “que suerte que alboroto otro perrito piloto”. También hubo momentos más… vintage, como el de Laia que decidió cambiar el color de sus botas a marrón tras saltar un pseudo-arroyo. 

Tras una intensa mañana Vidal y su gran olfato de sabueso nos guió hacia la comida. 


Mención especial al membrillo con nueces de Guadalupe, ¡GUADALUPE TE QUEREMOS!


Retomamos el camino y bueno a parte de andar como buenos trashumantes, tenemos que destacar:

1º El juego de “¿Que preferirías?” con Jesús, quién se alejó con cara del “Fary chupando limones” mirándonos con gesto extraño y pensando “ ¡Que clase de alumnas tengo!” y “No pienso comer en tres días”, pensamiento que duro más bien poco, al verse solo detrás de unas ovejas que no le hacían gran caso, ¡pobre Jesús!

2º La fuente mágica, que apareció de la nada, ya que Vidal nos dijo que existía pero nadie le creía y ¡Ploof! Aunque tras beber dudamos de si el agua de bebida saldría mañana en el mismo estado líquido del cual entró. ¡Holiiii amiguis colis y clostridiums!


Seguimos andando y vemos como una nueva oveja de aspecto equinizado se nos había unido, hasta seguía las ordenes de los perros careas, pero duró poco ya que decidió abandonarnos y seguir con su rebaño particular. 


Camino al pueblo un par de lugareños salieron a saludarnos y a darnos ánimos para el invierno, pero nos confundieron con “ nuestros famosos amigos de las mil estrellas” y tras poner caras de circunstancia, les deseamos un buen día y seguimos hacia el refugio de la Mesta con una nueva mayorala Elisa García, La Conquense. Tras llegar al refugio, Bárbara decidió que tenía mucho equipaje y que pues un frontal le sobraba… el móvil... no se cosillas que no necesitas en una vereda, como buena noticia el móvil apareció, como mala, hoy Bárbara dormirá a oscuras. 


En ese mismo momento Jesús y Pedro Aurelio habían ido a dar un paseo romántico bajo la luz de la Luna y ya que estaban visitar a nuestro amigo Antonio “el Cabezón”. ¡Que majetes!, que a la vuelta nos trajeron ¡cervezas fresquitas!

Y para finalizar el día un cucharón de la Paz con caldito y un cafelito con chupito en el bar del pueblo, todo esto amenizado por radiopatio-unizar y sus aventuras.


Autores: Ana María Garrido, Bárbara Garuz, Marta Arrieta, Elisa García, Laura de Miguel, Beatriz Aznar, Laia Piquer y Ángela Arroyo
Profesores acompañantes: Jesús García y Pedro Aurelio

jueves, 9 de noviembre de 2017

Día 1 de noviembre de 2017 - Los Chorros - La Loma de Almadillo

Empieza un nuevo día, nos despertamos con una dulce y gástrica melodía de nuestro amigo Faco, ¿fue el jarrete o el Pacharán?, he aquí la cuestión.

Último amargo café de despedida con las familias y partimos con nuestro rebaño hacia el “Collado del Aire” (menudos tres escaloncitos). 


Durante esta larga subida en buena compañía de la mini tropa, aprendemos a jugar al “veo veo bilingüe”, descubrimos una nueva especie animal, el alacrán cebollero, que más tarde Ismael desmiente y descubrimos que se trata de una chicharra. Tras la comida, nuevas despedidas reduciendo el grupo a menos de la mitad. 


Continuamos el camino, hasta lo que parecía ser una laguna, pero resultó ser “una trampa” y las ovejas se acercaron a beber hasta que el fango se “hizo con ellas”, obligando a Vidal e Ismael a rescatarlas, 0 perdidas, 3 ovejitas recubiertas de chocolate y un mayoral lleno de barro.

Poquito a poquito y pasito a pasito ¡ya casi llegamos!, pero por el camino para hacer honor a la noche de hoy encontramos un esqueleto de ciervo por el camino. Al final de la jornada, por fin descubrimos porque a Problemas (nuestro burrito-pastor), le gustan tanto los cardos del campo, se llaman “cardos borriqueros” por algo.



En el horizonte vislumbramos una hoguera (“La hoguera tiene, que se yo, que solo tiene la hoguera…” Javier Krahe).

¡HEMOS LLEGADO!

Mientras metemos las ovejas en el pastor eléctrico, un esquileo fugaz a manos de Bárbara se lleva a cabo, gracias a nuestros pastores por enganchar a las víctimas, el TFG de Bárbara lo agradecerá!

Y llega la noche, y con ella la mejor parte del día, ¡LA CENA!, un arrocito con pollo que quita el “sentío” ¡ais Urbano que manos tienes! Última charla del día en la lumbre y a dormir. 

“A la lumbre del Pastor, cuando se va la mejor” Hermanos Martínez.

Autores: Ana María Garrido, Bárbara Garuz, Marta Arrieta, Elisa García, Laura de Miguel, Beatriz Aznar, Laia Piquer y Ángela Arroyo
Profesores acompañantes: Jesús García y Pedro Aurelio

miércoles, 8 de noviembre de 2017

Día 31 de octubre de 2017 - Comienza la vereda


La vereda empezó el día 31 de octubre desde Guadalaviar (Teruel) y este fue su recorrido:


Ponemos rumbo a Guadalaviar a toda mecha con las “fragonetas” manos a la obra. El viaje transcurre sin ningún percance hasta el reencuentro con el rebaño de Ismael y Vidal a la altura del Portillo. Allí nos esperaban Juanjo, Fran, Cris “and company”. Una mezcla de emociones al presenciar la unión del rebaño del tío Domingo y Arturo con nuestros pastores Ismael y Vidal. 



Entre bocatas y unas buenas olivas negras de Juanjo a orillas del paraje de la “casa del tío Alpargatas”, la vereda continua hasta el “Barranco del Judío”, donde entre culetazos y la inesperada caída del “tito Badi”, conseguimos nuestro objetivo hasta la Herrería.

Allí una vez encerradas nuestras 3000 ovejas y montados en nuestras Vitos pusimos rumbo a Guadalaviar pero por obra y gracia de Laura, que le apetecía dar una vuelta a la plaza del torico de Teruel, nos perdimos… Tras encauzar nuestro camino llegamos al museo de la Trashumancia de Guadalaviar, donde gracias a Humi, dejamos de hacer la trashumancia y empezamos a hacer la Vereda (momento de crisis existencial, ¿Me quito el chaleco o no me lo quito?), además de deleitarnos con unas buenas “cagarrutas de pastor” como rito de iniciación hacia nuestra vida pastoril.


Con un hambre voraz nos esperaba nuestra querida amiga “Martina” acompañada de la familia encantadora de nuestros pastores con un buen jarrete y postres de Sta. Eulalia (todos ellos degustados por nuestro goloso J.J. Ramos).

Clausuramos la noche en el futbolín del “Teleclub bar” con la buena noticia de que dormiríamos calentitos, aunque con los espantosos ronquidos del señorito Saura (no fue tan dulce como nos esperábamos…).

Autores: Ana María Garrido, Bárbara Garuz, Marta Arrieta, Elisa García, Laura de Miguel, Beatriz Aznar, Laia Piquer y Ángela Arroyo
Profesores acompañantes: Jesús García y Pedro Aurelio