Al Prof. Dr. D. José Luis Alonso, “Pepelu”
Compañero y amigo.
En el recuerdo
Del
origen de la trashumancia o trashumación
Posiblemente el inventor de la
trashumancia y primer trashumante fuera Abel, el hijo menor de Adán y Eva, a
quien el Génesis describe como primer pastor y hombre justo, que sería
asesinado por su hermano Caín, agricultor y sedentario por exigencias de
su profesión. Sería el inicio de las
numerosas batallas que se han venido sucediendo desde entonces, entre la
Agricultura y la Ganadería, que siempre han terminado en tablas, porque ambas
actividades son complementarias.
El pastor de todos los
tiempos, ha sido siempre esclavo de su rebaño, sea éste de la especie que fuera
y ha sabido aprovechar los pastos de los puertos en la primavera y el verano y
agostados éstos, descender a los valles huyendo de las temperaturas extremas
para apacentar sus rebaños en la benignidad climatológica de los valles.
Este fenómeno trashumante
lo podemos apreciar en cualquier país montañoso, tanto en nuestro entorno
europeo como en otros continentes.
En la península ibérica, la trashumancia es uno de los fenómenos naturales,
económicos y culturales más importantes de nuestra historia, que se vería
limitada por los avances de la Reconquista y la falta de seguridad inherentes a
los parajes de frontera, inconvenientes que perdurarán hasta finalizado el
siglo XV.
El Honrado Consejo de la Mesta
Mucho antes, los grandes ganaderos cuyas reses pastaban en las serranías de León, Soria, Segovia y
Cuenca, se agrupan y obtienen en 1273, por parte del rey Alfonso X el Sabio, la
legitimación de su agrupación en lo que se denominaría Honrado Concejo de la Mesta, más conocida como Mesta.
El Rey Sabio otorgó una
serie de privilegios a los ganaderos mesteños, tales como la exención de acudir
a las levas militares, de testificar en los juicios o de abonar derechos de
paso o de pastoreo y una fiscalización especial para protegerles de los
agricultores.
La reglamentación de la
Mesta corresponde a Alfonso XI y pretendía reducir al mínimo los perjuicios
evidentes que el paso de los rebaños dos veces al año, una en sentido
descendente y otra ascendente, ocasionaban en las cosechas de los agricultores,
diseñando unos itinerarios concretos “cañadas” que posteriormente y como de los
sistemas circulatorio o nervioso se tratara, se iban ramificando en otros más
estrechos denominados “cuerdas”, “cordeles”, “veredas” y “coladas”, que hoy
denominamos “vías pecuarias” y permanecen reconocidas por el vigente Código
Civil y la Ley 3/1995.
Las vías pecuarias, a su vez disponían de rústicas instalaciones de apoyo logístico denominadas
“descansaderos”, “contaderos”, “abrevaderos”, “majadas”, “puentes”, “chozos” y
“mojones”, cuya finalidad no es preciso explicar y que todavía podemos
contemplar en muchos puntos de nuestra geografía.
Este decidido apoyo real está relacionado con la producción de ganado ovino, de la raza merina
principalmente, cuya lana de gran calidad, se exportaba a Europa, donde una vez
manufacturada en sus industrias textiles, regresaba a España en forma de
productos de consumo, dejando allende nuestras fronteras el valor añadido de
nuestro producto, mientras España permanecía fomentando un sector primario,
ajena a todo lo que supusiera desarrollo industrial.
Algunos autores culpan a la Mesta y sus privilegios del inicio de la desforestación de la península para
la creación de pastos para la importante cabaña ovina existente hasta finales
del siglo XVII.
En contraposición,
debemos llamar la atención sobre la trascendencia ecológica que durante siglos
tuvo la trashumancia, cuando más de cinco millones de ovejas y grandes
rumiantes atravesaban la península de un extremo a otro, por las cañadas que
con los conocimientos actuales bien podríamos denominar “corredores ecológicos”, favoreciendo el intercambio genético, la adaptación al cambio climático, el desplazamiento a grandes distancias de plantas, animales… y epizootías, como la viruela ovina.
A partir del siglo XVIII, los elevados precios que adquiere el producto retraen al mercado exterior, los
continuos conflictos entre ganaderos y la industria que, poco a poco van
tomando poder, las guerras con Portugal dificultan el tránsito por muchas
cañadas, los recortes de los privilegios por la crisis económica provocada en
el reinado de Felipe II, la cláusula secreta del
Tratado de Basilea, firmado el 22 de julio de 1795, que obligaba a España a
“ceder” a Francia durante cinco años consecutivos, 150 yeguas y 50 caballos
sementales de Andalucía, 1.000 ovejas y 100 carneros merinos por año (cuya
exportación hasta entonces estaba prohibida) y por último la Guerra de la
Independencia, dan al traste con nuestra ganadería y con el Honrado Concejo de
la Mesta que sería disuelto en 1836 por Isabel II (en realidad por su madre la
Regente María Cristina).
La Mesta tendría
continuidad simbólica con la Asociación de Ganaderos del Reino que funcionaría
hasta 1936.
Casa de Ganaderos de Zaragoza
Pero nuestro viaje de
estudios acompañando a los rebaños trashumantes se inicia en Guadalaviar
(Teruel) y lo integraremos profesores, alumnos de la Facultad de Veterinaria de
Zaragoza, de manera que es obligado recordar una agrupación de ganaderos de más
antigüedad que la Mesta y que lo sobreviviría en el tiempo, me estoy refiriendo
a la Casa de Ganaderos o Cofradía de San Simón y San Judá, cuyo
ámbito de actuación sería precisamente Zaragoza, aunque existían otras “casas”
o “cofradías” en otras muchas localidades aragonesas. Bien merece que le
dediquemos unas líneas.
La Casa de Ganaderos surge para gestionar los Privilegios de Pasto que el rey Alfonso I el Batallador concede a
la ciudad de Zaragoza tras ser arrebatada a los musulmanes en 1118, concesiones
que se sucederían con otras, como el Privilegio
de los Veinte en 1129 y el Privilegio
de Pastura Universal de 1235, concedidos a otras localidades aragonesas.
La trashumancia aragonesa tenía como extremos los valles pirenaicos y las montañas turolenses.
La Casa de Ganaderos tenía la particularidad de reunir corporativamente, no sólo a los ganaderos, sino también a mayorales y pastores y que, al contrario que la Mesta, no era una única institución, sino que era de ámbito local.
Hubo Casa de Ganaderos en Tauste y en Ejea de los Caballeros con cofradía dedicada a Santo Domingo. Con el nombre de Mesta en Tarazona y Albarracín y bajo la denominación de Ligallo en Caspe, Teruel, Daroca,
Calatayud y muchos otros pueblos e incluso aldeas. En el Pirineo oscense había Facerías, juntas, asambleas pastoriles
como la Casa del Broto y en el siglo
XVIII la Junta General de Ganaderos de
las Montañas.
La importancia de la trashumancia
La trashumancia forma parte de un sistema de explotación ganadera que combina la utilización de los recursos naturales –pastizales, razas ganaderas autóctonas y biodiversidad- con la cultura local, los usos del tiempo y del territorio, en armonía con el medio ambiente.
En la década de los sesenta, esta actividad agoniza, y con ella un modelo de
ganadería extensiva, originando pérdida de la biodiversidad.
Hay que tener en cuenta que cada oveja ingiere
con el pasto diariamente unas 4.000 semillas, que algunas serán digeridas entre
2 y 5 días por término medio y el resto se expulsarán con su estiércol siendo
enterradas por sus pezuñas, de las una mayoría germinarán a 40 o 100 km de
distancia del paraje donde fueron consumidas, trasladadas y dispersadas por los
diferentes terrenos que transitan. Las vacadas trashumantes, aunque aprovechan
los pastos y matorrales de forma más selectiva, tienen efectos ecológicos
parecidos y esta siembra y abonado, evitan la erosión.Además, estos
rebaños, a su paso, limpian los bosques,
bien por ingestión del manto vegetal o bien apisonando otras especies vegetales
menos apetecibles, lo que sirve para mantener limpios los bosques y evitar
incendios.
Las
siete rutas más importantes de la trashumancia
- Trashumantes de la Sierra de Albarracín. Por la
Cañada Real Conquense, desde los Montes Universales (Teruel), a Sierra Morena
(Jaén).
- Caballos trashumantes de los Pirineos en La Vall Fosca, de la comarca del Pallars Jussa (Lleida), en el Pirineo Catalán. Otros movimientos de caballos en el enclave de Llivia.
- Trashumantes del Pirineo Navarro. Por la Cañada de los Roncaleses. Desde Valle del Roncal, Pirineo Navarro, a Las Bardenas Reales de Navarra y a las Bardenas de las Cinco
Villas (Tauste, Zaragoza).
- Trashumantes al Mediterráneo. Pastores del Maestrazgo. Por la Ruta del Llosar, desde el Delta del Ebro, en Amposta (Tarragona), a las montañas del Maestrazgo de Teruel.
- Las cañadas de las merinas, de los Montes Cantábricos a Extremadura. Recorre la Cañada de la Plata o Vizana y la Cañada Leonesa Occidental, hasta las dehesas extremeñas del Parque Natural de Monfragüe.
- El cordel de las avileñas, de Extremadura a Gredos. Desde las dehesas de Trujillo, atraviesa Monfragüe y alcanza la Sierra de Gredos en la provincia de Ávila. Recorre la Cañada Vizana y el Cordel del Valle (Jerte).
- La vereda de las reses bravas, de la Sierra de Albarracín (Teruel), a Sierra Morena (Jaén).
Sigue la Cañada Conquense y la Vereda de los Serranos, desde los Montes
Universales atraviesa la Serranía de Cuenca, La Mancha hasta las estribaciones
de Sierra Morena oriental.
Los
protagonistas de la trashumancia ovina
Manuel
del Río, pastor trashumante nacido en Carrascosa de la Sierra (Soria) es el
autor del libro Vida Pastoril, editado en Madrid en 1828, en el que trata sobre
la organización del rebaño, la selección del ganado merino y las enfermedades
más corrientes, describiendo su etiología, sintomatología, profilaxis y
terapia.
En referencia a la
organización del rebaño, recuerda que un “Mayoral” estaba al mando de una
“cabaña” que a su vez se dividía en “rebaños” controlados por un “Rabadán”, de unas mil cabezas
cada uno, además de cincuenta moruecos y veinticinco guías (carneros castrados). Acompañaban cinco mastines
cuidados con especial esmero, con sus collares carlanca (con pinchos para
defenderse de los lobos. Los rebaños más pequeños se denominaban hatos....; “los rebaños iban acompañados por varias acémilas
de carga que llevaban los avíos, redes, alimentos, pertrechos..." Dependientes del “Rabadán” estaban el
“Compañero”, el “Ayudador”, el “Sobrado” –o persona de más- y un “Zagal”.
Respecto
a las ovejas merinas, la teoría clásica sostiene que son originarias del norte
de África, traídas a la península por la tribu de los Benimerines hacia 1146,
durante el período almohade, con posteriores y sucesivas importaciones
propiciadas por los monarcas castellanos y cruzadas con ovejas autóctonas en
una continua selección. Según esta información, la creación de la Mesta es
anterior e independiente de la presencia del ganado merino en Castilla.
¿Cuál ha sido el papel de los veterinarios en la
trashumancia?
Ninguno.
La gestión sanitaria y de manejo del rebaño estaba encomendada al rabadán,
cuyos conocimientos sobre patología, genética y alimentación habían sido adquiridos por transmisión oral y de forma
empírica. De hecho, los tratados de albeitería en ningún momento mencionan a
los rumiantes, centrándose únicamente en el caballo.
Para saber más de la trashumancia
- Visita al
Museo de la Trashumancia de Guadalaviar (Teruel)
- Etxaniz Makazaga, José Manuel (Director) et al. La Veterinaria soriana haciendo camino
(1907-2007); Matute Corchón, Francisco. Aproximación
sentimental a la Mesta de, pp: 343-360. Colegio Oficial de Veterinarios de
Soria. Soria, 2008.
- Rodríguez
Pascual, Manuel et Al. Trashumancia.
Paisajes, vivencias y sensaciones. Ministerio de Agricultura, Pesca y
Alimentación. Centro de Publicaciones & WENAWE. I.S.B.N. 84-491-0751-2.
Mieres (Asturias). 2006.
- Rodríguez
Pascual, Manuel. De Babia a Sierra
Morena. Un viaje ancestral por la Cañada Real de la Vizana o de la Plata y
otras vías pecuarias. WENAWE. Mieres (Asturias). 2010.
Octubre
de 2012
José
Manuel Etxaniz Makazaga
Doctor
en Veterinaria por la Universidad de Zaragoza
Real
Academia de Ciencias Veterinarias