domingo, 30 de diciembre de 2012

Día 22 - 22 de noviembre

Tras el habitual desayuno tocó hacer de veterinarios puros y duros y sacamos sangre a las ovejas para analizarla, además de un coprológico, y estudiar la salud de los animales tras la trashumancia.

Helena sangrando (Severine Caillaud)

El rebaño de vacas que encontramos el día anterior empezó a acercarse hacia nuestro campamento, pero los mastines corrieron hacia ellas y acabaron por disuadirlas, ya que se replegaron de inmediato.

Una vez recogido todo empezamos a andar por Sierra Morena mientras las vacas nos veían alejarnos con recelo. Como es bien sabido, en un cortijo grande el que es tonto se muere de hambre, así que el perro más rápido se comió uno de los abortos que de vez en cuando, a causa de las duras jornadas de caminar, tenían algunas ovejas.

A medida que el sol se iba levantando e íbamos avanzando, descubrimos colores y vistas increíbles, que nos dejaron a todos anonadados. Tuvimos mucha suerte ya que el tiempo ese día fue particularmente soleado, lo que resaltaba los distintos tonos verdosos de la Sierra, contrastados con el azul intenso del cielo. Las ovejas ese día iban más lentas, debido a un pasto abundante y de gran calidad que se iban encontrando.
 
Suculento almuerzo (Severine Caillaud)

Vanesa perdiendo "las golondrinas" (Severine Caillaud)

Tras el obligado y añorado almuerzo, mientras proseguíamos con nuestra peripecia, una cabra se quedó trabada en una malla que protegía unos arbolados y el pastor, muy atento, tuvo que ayudarla a liberarse al escucharla. Una vez atravesada una finca, que tuvimos que abrir, vimos los cortijos de la sierra donde se crían ciervos para la caza. También tuvimos la suerte de ver algunos libres, así como corzos, pero los mastines no fueron lo suficientemente rápidos como para deleitarnos con ese menú aquella noche…

Ramoneando (Severine Caillaud)
 
El paisaje seguía siendo cada vez más impresionante y el sol cada vez más intenso. Sedientos, tuvimos la imperiosa necesidad de paramos en un pequeño río para hidratarnos... bajo la premisa de los pastores de: “agua corriente no mata a la gente”, nos abalanzamos sobre el líquido elemento. Una vez saciados escuchamos a los pastores, entre risas, decirnos: “¡¡todos los que beben de ese agua morirán!!”.

"Agua que corre no mata" (Helena Agustín)
 
Los compañeros que andaban detrás observaron que un macho cabrío tenía los testículos muy hinchados debido a una castración hecha antes de irse de trashumancia, que manifiestamente se estaba complicando. Le inyectamos terramicina durante el camino para evitar complicaciones.

Inyectando terramicina al macho cabrío (Helena Agustín)

A las 17:00 horas llegamos a lo alto de Sierra Morena. Como ya era habitual, montamos las tiendas e hicimos la hoguera. Hacía más frío que las demás noches, debido a los 800 m de altitud, así que agradecimos el caldo con, entre otras cosas, la carne del conejo cazado por el mastín el día anterior, y rebollones recogidos el mismo día... como cada noche un cena muy rica y abundante.
 
UAuuuu (Vanesa Galende)

Escuchamos a los perros ladrar casi toda la noche, porque había muchos animales por allí (jabalíes, ciervos...), las ovejas se asustaron varias veces durante la cena, por lo que los pastores temían que se produjera una estampida y se escaparan, cosa que afortunadamente no sucedió.


Recorrido: 15 km

Autores: Helena Agustín Valdearcos, Laura Bataller Montaner, Severine Caillaud, Alfonso Cruz Andrés, Vanesa Galende Medinilla, Juliette Martín Cereza, Armán Santorcuato García

sábado, 29 de diciembre de 2012

Día 21 - 21 de noviembre

Como siempre la mañana comenzó fría y gris, bañada por el rocío de la noche anterior que había caído allí en el Cerro del Lobo, donde despertamos tras nuestro segundo día de caminata.

Las tiendas mojadas, las brasas de la hoguera de la noche anterior aún encendidas y el café preparándose sobre el camping gas.

Ismael se levantó temprano, como de costumbre, y por supuesto nos volvió a deleitar con sus poemas y canciones mentando siempre a Goytisolo con “Palabras para Julia” y “Érase una vez”, Alberti con su mítico “Nocturno”, Quevedo con “Es amarga la verdad”, Gabriel Celaya con “España en marcha”, Jorge Manrique con “Coplas por la muerte de su padre”… Además de recitadas, cantadas con el ritmo que les dio el fabuloso Paco Ibáñez. Después fueron apareciendo Vidal y Urbano acompañados de Isidoro con su peculiar gorro.

Tras un buen desayuno de magdalenas y café, nos pusimos en marcha, dejando atrás el cerco que habían hecho las ovejas sobre el rastrojo de trigo y que habían convertido en un perfecto círculo de tierra y restos de heces. Aún nos quedaban por delante 12km.

Comenzando la vereda con energía (Helena Agustín)
 
Comenzamos a subir el Cerro del Lobo, donde el camino era pedregoso y estaba flanqueado por jara-estepa, una planta de tipo arbustivo que las ovejas consumían de vez en cuando.

Cruzamos los campos de trigo de La Mancha, llenos de barro y fango debido a las lluvias de los días anteriores. El paso era lento y el barro entorpecía aún más la marcha, pero todos continuamos a la vez que contábamos historias y Vidal nos volvía a todos un poco locos con sus acertijos.
 
Pero la cosa se complicó cuando un pequeño arroyo, que debido a las lluvias de los días anteriores llevaba más caudal que el Ebro (al menos eso nos pareció cuando tuvimos que atravesarlo), se interpuso en el camino. Calzados con botas de agua, pasaron parte, los otros con la ayuda de una piedra colocada estratégicamente por Armán, pasamos como pudimos. Otros, como Vanesa, decidieron comprobar la resistencia al agua de sus botas y echar el pie directamente dentro del agua o pasar “sin mirar” como bien dijo Vidal.

Vanesa comprobando la impermeabilidad de sus botas (Severine Caillaud)
 
Cuando pensamos que el problema del río había sido lo más difícil, descubrimos que la otra orilla era un campo convertido en barrizal que cubría hasta los tobillos, como bien demostró nuestro estimado profesor Julio, al ver que su bota se hundía irremediablemente en el barro y que sólo se pudo llevar con él su calcetín.

Julio atrapado en el fango, Laura pasando (Helena Agustín)
 
Después la Cañada Real se introducía por medio de hectáreas y hectáreas de olivos pertenecientes a algún terrateniente, que tristemente se habían comido parte de la Cañada, no respetando las 90 varas que a ésta le corresponden o los equivalentes 75. Lo que puede el dinero, como bien dijo en su día el Arcipreste de Hita. Montones de aceitunas se agrupaban en las ramas de los árboles, pero pese a su aspecto, su sabor recién cogidas del árbol no es muy apetecible, o al menos eso le pareció a Severine, que las probó con mucha alegría y acto seguido Juliette.

De nuevo el camino se llenó de charcos difíciles de esquivar, hasta que por fin vimos el puente que llevaba al “pozo del cura” donde habíamos quedado en reunirnos con Olivia, Urbano e Ismael para comer. Allí, Vidal nos explicó, o más bien nos volvió a tomar el pelo, que ese lugar era así conocido porque allí vivía un cura y que para beber el agua de su pozo, había que besar su anillo…

Llegando al pozo del cura (Helena Agustín)

Una vez repuestas las fuerzas y con el estómago lleno, continuamos la marcha. Ahora el terreno ascendía porque nos acercábamos a  Sierra Morena. A medida que ascendíamos, se podía ver todo el camino recorrido y cómo las tierras de Castilla la Mancha quedaban atrás. Y por fin, después de unos kilómetros, cruzamos de la provincia de Ciudad Real a Jaén, momento en el que todos aprovechamos para hacernos fotos en esta encrucijada, en compañía de Rudolff, Ismael y Nicolás.
 
Cambiando de provincia (Severine Caillaud)

Olivia volviendo a la infancia (Severine Caillaud)
 
El cielo se puso aún más gris, pero por suerte no cayó ni una gota. Todo prosiguió con normalidad, entre más risas, historias y acertijos, hasta que llegamos a la “Cañada de las Tabernillas” después de otros 6 km recorridos. Pastaban a sus anchas un rebaño de bovinos de carne. El rebaño estaba constituido por varias cabezas de Berrenda en Colorado que según nos explicó Nicolás eran típicas en el sur para carne. Conocimos en persona el ganadero, un tipo curioso llamado Cayetano y algo duro de oído… por no decir completamente sordo.

Cruce de veredas (Severine Caillaud)

Finalmente llegamos a la cañada, punto donde debíamos hacer noche y en el cual Julio y Severine ya habían montado nuestras tiendas, muy amablemente, pendiente abajo. Preparamos las brasas, se asaron pinchos morunos para todos, y la bota de vino volvió a correr, demostrando una vez más que el vino en plena Sierra no sienta a todos por igual…

Aprovechamos el corro alrededor del fuego para jugar al juego de las marcas, que Olivia transformó en el juego de “Infecciosas” haciendo que cada uno de nosotros nombráramos una enfermedad infecciosa del ovino, équidos, vacuno, porcino y peces. Después de otra gran cena de Urbano nos quedamos un rato alrededor del fuego charlando sobre cómo arreglar el país y finalmente a dormir, aunque algunos de nosotros preferían ir a cazar jabalíes acompañados de la bota de vino.

Largo camino recorrido, tanto que incluso cambiamos de comunidad autónoma, mucho barro y rodillas doloridas, pero con más ganas de proseguir al día siguiente.
 
Recorrido: 18 km

Autores: Helena Agustín Valdearcos, Laura Bataller Montaner, Severine Caillaud, Alfonso Cruz Andrés, Vanesa Galende Medinilla, Juliette Martín Cereza, Armán Santorcuato García

viernes, 28 de diciembre de 2012

Día 20 - 20 de noviembre

Nos despertamos sobre las 7 de la mañana, con la conversación interminable de Olivia, que por lo visto estaba más nerviosa que nosotros y no pudo dormir en toda la noche. El rebuzno del burro no se dejó escuchar hasta que no pasó un buen rato, a diferencia de lo que nos contaban otros grupos.
 
Recogiendo el campamento por la mañana (Severine Caillaud)
 
Nos emperifollamos para estar listos en nuestro primer día de caminata. Tomamos fuerzas desayunando:”tortas, magdalenas, malacara”, tal y como decía Ismael, y nos pusimos en marcha, algunos compañeros con Vidal (detrás) y otros con Ismael (dirigiendo el ganado).

Divisando el horizonte manchego (Vanesa Galende)

Ovejas comiendo de una encina (Laura Bataller)

Pastoras buscan esposo (Laura Bataller)
 
Durante la marcha entablamos conversación con los pastores y nos relataron algunas características de sus animales:

- Su rebaño consta de aproximadamente 3.000 cabezas, contando con las ovejas de la familia Soriano y las de Martínez, las cuales llevan diferentes cencerros según el propietario. Las identifican con crotal, una marca en la lana y cencerros.

- Hay unas 2.500 que realizan la trashumancia a pie (de las cuales 1.500 están preñadas) y otras 400-500 que acaban de parir y realizan la trashumancia en camión junto a sus crías.

- Tienen unos 80-90 carneros para todas las ovejas. En mayo no los llevan junto al rebaño para evitar preñar a las ovejas y tener nacimientos en noviembre mientras realizan la trashumancia.

- Además, llevan machos cabríos para dirigir el rebaño y los castran para que desarrollen más musculatura.

- Realizan tres pariciones: en diciembre- marzo- agosto. Se destinan a cebo todos los corderos salvo los que nacen en marzo, que se destinan a reposición.

- Como curiosidad: hace unos años dejaron una noche un carnero con las ovejas y 5 meses después tuvieron 43 partos.

- Por último, supimos que uno de los requisitos para realizar la trashumancia es ser libres de Brucella. Se les sangra dos veces al año, si sale una positiva, se vuelve a sangrar todas, y si sale alguna positiva, se inmovilizan o se sacrifican.
 
Las "mal parias" (Vanesa Galende)
 
Al atardecer llegamos al Cerro del Lobo, donde acampamos e hicimos la hoguera para preparar la cena. El menú fue un potaje de conejo (cazado por un mastín), callos, patatas y garbanzos.
 
Contemplando la suite (Vanesa Galende)
 
Suculento potaje serrano (Vanesa Galende)

Tras la cena, nos reunimos alrededor de la lumbre (como todas las noches), para debatir temas varios:
 
  • Comentamos los gustos del consumidor sobre lechales y corderos.
  • Usos de tratamientos hormonales e implantes.
  • Les explicamos que nos falta práctica en cuanto al manejo de animales, ya que la Universidad está enfocada a una enseñanza más teórica que práctica.

Recorrido: 13km (4.30h)

Autores: Helena Agustín Valdearcos, Laura Bataller Montaner, Severine Caillaud, Alfonso Cruz Andrés, Vanesa Galende Medinilla, Juliette Martín Cereza, Armán Santorcuato García

jueves, 27 de diciembre de 2012

Feliz Navidad y Próspero 2013


Día 19 - 19 de noviembre

Iniciamos nuestra aventura a las 10:15 de la mañana, hora de salida de la facultad. Realizamos una parada para comer y repostar al poco de partir, ya que no sabíamos qué era lo que nos esperaba y queríamos aumentar nuestras reservas. Tras 6 horas de viaje llegamos a Torrenueva, Ciudad Real, alrededor de las 16:45h.

Cerca del pueblo nos esperaba Isidoro, que nos condujo donde tenían el campamento y nos recomendó que plantáramos las tiendas y sacásemos los bártulos antes de que se hiciera de noche (por cierto, nos comenta que somos el grupo que más rápido lo hace). Dicho y hecho, empezamos a montar las tiendas de campaña que nos habían prestado los grupos anteriores y que tras las vicisitudes que tuvieron que pasar estaban completamente mojadas. Además el suelo, lleno de piedras, no ayuda. De este modo acampamos como buenamente pudimos en la Cañada de los Conejos. Al momento llegaron los pastores (Ismael, Urbano y Vidal) con sus ovejas, dándonos un recibimiento muy cálido. Ipso facto nos ponen motes por nuestros orígenes: Vanesa (la catalana), Laura (la de Gandía), Juliette (la andorrana), Severine (la francesa), Helena y Alfonso (los zaragozanos).

 
Llegada al primer campamento - La cañada de los conejos - (Laura Bataller)
 
En un abrir y cerrar de ojos encienden el fuego y comienzan a preparar la cena: arroz caldoso con pollo y pimientos, y ensalada de atún, tomate y sardinas (todo en cantidades ingentes). Nos quedamos todos sorprendidos de lo buena que estaba la cena, ya que no esperábamos algo así en medio del campo.
 
Al terminar, nos acercamos a la hoguera para entablar conversación con los pastores y tentarnos los unos a los otros.

Nos comentaron las diferencias del trayecto de trashumancia que realizan ahora en noviembre, al que realizan de vuelta en mayo. Admiten que prefieren la bajada a Andalucía, ya que se soporta mejor el frío que el calor, aunque en mayo tarden medio día menos en llegar.


Asimismo debatimos sobre las diferencias entre el sistema en extensivo e intensivo. Evidentemente son partidarios del extensivo porque, aparte de ser más rentable, es el modelo que conciben como bueno para los animales, donde hay más bienestar animal. Por supuesto son conscientes de la contribución a la biodiversidad de la trashumancia y la limpieza de los montes que realizan, labor que evita muchos incendios y permite mantener un equilibrio ecológico del medio. A pesar de entenderlo como una forma de vida, no recomiendan a los jóvenes que se hagan ganaderos hoy en día, porque se necesita una inversión inicial elevada y para más inri tiene baja rentabilidad.
 
Mencionan el por qué de la trashumancia a pie y no en camión. La prefieren a pie porque la llevan haciendo desde hace 30 años, la comida de las ovejas durante ese mes no la tienen que pagar y además dan biodiversidad al medio. El asunto es que el realizarla en camión les supondría 8.000 € para el trayecto de ida y otros 8.000€ para el trayecto de vuelta.

Cerramos esta amena conversación al hablar de sus residencias en Guadalaviar y en Vilches. Y con el varapalo de no ser los primeros aventureros, ya que, lejos de ello, siempre tienen a alguien que los acompaña durante las trashumancias.

Al llegar la hora de acostarse, cada oveja se fue con su pareja, y una vez en la tienda, al no haber recorrido ningún kilómetro y estar con los nervios a flor de piel por lo que nos esperaba, nos costó conciliar el sueño. A ello contribuyó la presencia de un zorro que merodeaba por los alrededores y enervó a los perros, que no pararon de ladrar.


Autores: Helena Agustín Valdearcos, Laura Bataller Montaner, Severine Caillaud, Alfonso Cruz Andrés, Vanesa Galende Medinilla, Juliette Martín Cereza, Armán Santorcuato García

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Día 18 - 18 de noviembre

Día 18, el último día para nosotros, y la sensación en el ambiente al salir de la tienda era clara: tristeza. Ya han pasado 5 días y sin embargo seguimos sintiéndonos como si acabásemos de llegar, con ganas de aprender, con ganas de acampar en el campo, de seguir caminando junto a nuestros amigos pastores que tanto nos han enseñado.

Ya ha pasado ese momento en el que te preguntas: ¿será muy dura esta experiencia para mí? y la respuesta es que no sabemos hasta qué punto es dura una trashumancia hasta que se vive cómo los pastores emigran hacia el sur para que sus ovejas pasen un invierno más agradable y con mayor cantidad de comida, para que luego digan que los ganaderos no se preocupan por su ganado y que lo tienen en malas condiciones. No sé si el resto de ganaderos será así, pero por lo que hemos vivido esta semana, hemos podido comprobar que Ismael, Vidal, Urbano o Isidoro son personas que de verdad se preocupan por su ganado.

Desayunando todos parecemos tener un mismo pensamiento en la cabeza: este será nuestro último desayuno junto a los pastores y junto a la hoguera.

Desayunados y con fuerzas echamos una última mirada a las ovejas, que empiezan a partir al alba y con paso decidido hacia el sur. Para nosotros esto se acaba, para ellos (los pastores) todavía queda un largo camino por recorrer, y que mejor que recorrerlo con una bota llena de vino y buena compañía.

Despedida, último día (Javier Presa)

Una vez despedidos todos, nos disponemos resignadamente a recoger las tiendas de campaña. Para ello lo mejor, la técnica que nos enseñó Héctor de doblarlas en triángulos. Tras recoger todas las tiendas y cargarlas en la furgoneta, partimos rumbo a Zaragoza, a la facultad de veterinaria, pero antes decidimos limpiar la furgoneta, ya que tras una semana de barro y campo estaba bastante sucia, tanto por dentro como por fuera.
 
Último paisaje antes de partir (Javier Presa)

Menos mal que llevábamos las herramientas adecuadas: bayeta y papel de periódico, además de agua y jabón. Todo esto sumado a nuestro trabajo en equipo y a los “temazos” que sonaban en la radio dieron como resultado que antes de que pudiésemos darnos cuenta, nos encontrábamos ya en la carretera con destino a Zaragoza, aunque antes tocaba pasar por Madrid y sus circunvalaciones.

Durante el camino en la furgoneta, algunos iban durmiendo, otros cantando, otros riendo y el resto comentando anécdotas sobre lo que había pasado durante esa semana y lo que había supuesto para ellos la experiencia junto a aquellos pastores en la vereda.
 
Javier en la furgoneta
Autores: Raquel Ambroj Gil, Leyre Ayesa Sagüés, Alejandro Bandrés Sarraseca, Beatriz Ganuza Borrega, Laura Muñoz Martín, Javier Presa González, Nuria Ricarte Ferrer

domingo, 23 de diciembre de 2012

Día 17 - 17 de noviembre

Nos levantamos a las 7 de la mañana. Durante la noche llovió bastante pero en poco tiempo. El día siguiente amaneció bastante nublado pero sin llover. Nos esperaba seguramente un día pasado por agua. Desayunamos al lado del fuego con un café con leche que nos entonaba para afrontar el camino con garantías.

Ovejas pensando en el día que les espera (Alejandro Bandrés)

Sobre las 8:30 el rebaño emprendió la vereda. El terreno era montañoso con laderas repletas de arbustos y campos de olivos en el horizonte. Como habíamos previsto, empezó a llover muy pronto y la lluvia nos acompañó hasta bien entrado el día. Comenzamos yendo por un camino con tierra ocre pero poco tiempo después los pastores se dieron cuenta que se habían ido unos kilómetros del camino y tuvimos que ir a retomarlo cruzando campo a través por un terreno pedregoso y repleto de arbustos.

Ismael y Vidal revisando el ganado antes de partir (Alejandro Bandrés)

El giro inesperado del camino nos puso sobre alerta, porque no resultaba fácil controlar a las ovejas por ese terreno. Los acompañantes nos pusimos cerrando el rebaño por detrás en forma de medio círculo mientras Ismael iba por delante y Vidal cerraba el grupo.

Tras un exigente camino, llegamos a una cumbre donde retomamos el camino. Desde allí, podíamos ver a nuestra derecha, a lo lejos, el pueblo de Alhambra con su misterioso castillo a lo alto de una colina.
 
Vista de Alhambra y su castillo (Alejandro Bandrés)

Bajamos de los montes a un gran campo donde las ovejas retomaron sus fuerzas y camparon a sus anchas comiendo y descansando. Allí, al lado del campo, el hatero Urbano junto con su compañero Isidoro nos habían preparado una comida llena de energía para coger fuerzas. No faltaban los embutidos, los quesos y una pierna de jamón.

Despliegue del rebaño para retomar energía tras una larga mañana (Alejandro Bandrés)
 
Después de la parada, pasamos por Alhambra con cuidado porque tuvimos que cortar una carretera. Después del pueblo, la ruta se suavizó bastante y los olivos se convirtieron en campos de cultivo. La lluvia paró y el final del camino fue placentero para todos.

Llegamos pronto en comparación con otros días, sobre las 17:00. Allí, todo estaba ya montado, con las tiendas, la hoguera y las demás “infraestructuras” tan necesarias para poder descansar.
 
Nos preparamos las tiendas y nos pusimos alrededor del fuego, esta vez, unos apetitosos chorizos con unos trozos de carrillera de cerdo fueron lo que comimos para cenar. Allí, al lado del fuego, debatimos acerca de los problemas del día a día de los pastores como el problema del lobo o los problemas de la PAC.

Por turnos, nos fuimos acostando esperando pasar una noche sin tanta agua como la de ayer. El día había sido intenso, como todos los demás, y necesitábamos recuperarnos de esta gran aventura con el peso de cada día que ya se iba notando en las piernas.

Autores: Raquel Ambroj Gil, Leyre Ayesa Sagüés, Alejandro Bandrés Sarraseca, Beatriz Ganuza Borrega, Laura Muñoz Martín, Javier Presa González, Nuria Ricarte Ferrer

sábado, 22 de diciembre de 2012

Día 16 - 16 de noviembre

Esta noche ha hecho más frío. Nos hemos levantado sobre la misma hora de siempre y hemos desayunado todos juntos.

Sobre las nueve menos cuarto se retira el cercado eléctrico para que poco a poco vaya saliendo el rebaño. Observamos que hay más ovejas cojas pero nos han explicado que esto es relativamente normal ya que a todos nos cuesta arrancar por las mañanas.
 
Centinela con las ovejas (Laura Muñoz)

Comenzamos a andar por la cañada desde El Vallejo de la Vieja dirección a Ruidera. El camino pasa entre un paisaje arbustivo donde encontramos tomillo, romero, retama, etc.

También observamos árboles como olivos, enebros, pinos, donde surge la mansión de las Koplowitz.
 
Al borde del acantilado (Beatriz Ganuza)
 
Mientras tanto nuestros compañeros van con la furgoneta. Hoy tienen otra misión que es ponerse de acuerdo con la guardia civil y con el ayuntamiento de Ruidera, ya que la cañada pasa por el medio del pueblo. Esto es un obstáculo para los pastores, y pese que a nosotros nos parece un rato muy entretenido, ellos tienen que estar más pendientes del rebaño, ya que es más difícil dirigirlas y alguna vez les ha surgido problemas con cabras escapistas dentro de bares.
 
Cruzando el pueblo (Nuria Ricarte)
 
Tras pasar el pueblo y disfrutar de las vistas que ofrecen las Lagunas de Ruidera, lugar de nacimiento del Guadiana, comenzamos a ascender por una colina cuyo tramo se hizo más duro. Había más pendiente, hacía calor, además de matas de romero que se enredaban en los pies provocando constantes zancadillas.

Tras esto, el rebaño tenía que cruzar una carretera que debería haber sido cortada por la guardiaa civil, pero como no acudieron lo tuvimos que hacer nosotros con el riesgo que conlleva, ya que los coches no suelen respetar.

Con todos estos obstáculos durante el día, llegó el turno de la comida, que se retrasó un poco y la cogimos con muchas ganas.

Una vez comidos se retomó el camino. El paisaje eran grandes praderas donde el ganado podía aprovechar para pastar.
 
Pastando (Laura Muñoz)
 
En cambio nosotros aprovechábamos para incordiar a Problemas, montándonos en él. Él en cambio intentaba constantemente tirarnos ya fuera pasando debajo de árboles o brincando.

Caminando observábamos muchas huellas de diferentes animales, y así dedujimos que convivían jabalíes, perdices, liebres y conejos, éstos últimos incluso se dejaron ver. A raíz de esto Vidal nos contó como cazar un conejo con el garrote. La técnica consistía en ir de frente al conejo que está escondido en su matorral y hacer como si no lo ves. Así él piensa que no lo has visto y que está a salvo, y una vez que has pasado de largo lanzar el garrote hacia atrás.

Una vez llegado al campamento descargamos el coche como cada día, cogiendo cada uno nuestras cosas y colocándolas en las diferentes tiendas.

Tonteando en la Quechua (Raquel Ambroj)

Sobre las 8 de la tarde se hizo la cena y comimos rodeados de la hoguera comentando historias.

Autores: Raquel Ambroj Gil, Leyre Ayesa Sagüés, Alejandro Bandrés Sarraseca, Beatriz Ganuza Borrega, Laura Muñoz Martín, Javier Presa González, Nuria Ricarte Ferrer

viernes, 21 de diciembre de 2012

Día 15 - 15 de noviembre

Esta noche ha llovido y se han mojado bastante las tiendas. Nos hemos levantado como cada día con el burro como despertador y hemos visto que ha nacido un choto. Con esta nueva adquisición surge un refrán: “choto que nace de noche no place y si place bueno se hace”. Esto se dice porque las cabras normalmente paren de día y las ovejas de noche.

Hemos desayunado como cada día magdalenas y café.

Sobre las 8:45 ha partido el rebaño hacia el próximo destino: Tomelloso. Hoy caminan Laura, Alejandro, Núria y Javier. Al salir nos han dado la primera lección: “sigue siempre al rebaño, el rebaño nunca se pierde, los pastores sí”. En este camino el rebaño avanzaba bastante lento, ya que había bastante pasto fresco donde las ovejas podían pararse a pastar. Hemos observado que las ovejas tienen diferentes marcas en la lana. Una es una G y otras una HS. Esto sirve para identificarlas a simple vista.

Mientras caminamos nos damos cuenta de la importancia de los perros para su profesión, ya que afirman que son sus pies y manos. Para poder guiar el ganado de 2.500 ovejas son dos pastores y ocho perros. Hay un pastor que abre camino que es Ismael y el que lo cierra que es Vidal. Entre ellos dos hay compenetración absoluta y se ayudan de señales y silbidos para entenderse. Mientras caminamos nos han hecho una clase magistral de silbidos.

El rebaño también cuenta con un simpático burro llamado Problemas, en el cual hemos podido montar. Problemas solo tiene año y medio y acompaña el rebaño con el objetivo de que aprenda a llevar peso para poder transportar utensilios necesarios en el futuro.

Cuando era la una más o menos hemos parado a comer todo tipo de embutidos con pan y acompañándolo de la bota de vino, auque un avispero casi nos arruina la comida. Una vez finalizada la comida hemos partido otra vez la marcha. Al final del día eran 20km que se hacen pesados no por ser muchos kilómetros sino por andar a un ritmo tan lento.

Leyre, Bea y Raquel por otro lado se han ido hoy en furgoneta para poder montar las cosas. Se han encontrado con la dificultad de que el terreno estaba lleno de piedras y no se podían clavar bien las piquetas. Han observado que el terreno ha cambiado y ya no se observa la llanura manchega sino que aparece un paisaje más de montaña. Es su tiempo libre se han ido a recoger setas que luego utilizaríamos para la cena. Además han ayudado a encender la lumbre.
Mientras el Sandrunejo se iba haciendo conversábamos con Vidal. Nos ha explicado que para ellos existe una incompatibilidad de tener ganado en extensivo con la presencia del lobo.

En esta vereda no hay problemas con los lobos, se da más en zonas de Castilla y León. Además nos explican las funciones de los perros. Los mastines para defender el ganado. Hay cuatro: Cola, Centinela, Huelechochos y Faustina. Por otro bando se encuentran los perros pastores, más pequeños que se encargan de agrupar el rebaño. Estos son: Margarita, José Ángel, Comanechi y Miniyo, los cuales responden a frases como: “Tate quieto”, “cagüen sos”, “chate fuera”,”echate hay” “pstt”…


También nos ha explicado todas las marcas que tienen las ovejas en las orejas. Dependiendo donde estén estas marcas o cómo sean se llaman de una forma distinta, como por ejemplo: zarcillo, curipán, ramillá, esgarre, muesca o sacabocaos.

Después de esta larga conversación la cena ya estaba lista y hemos cenado todos alrededor de la
lumbre.

Además hoy han llegado nuevos integrantes del grupo, los cuales se han unido alrededor del fuego. Poco a poco la gente se iba a sus tiendas a descansar para empezar con fuerzas otro día


Autores: Raquel Ambroj Gil, Leyre Ayesa Sagüés, Alejandro Bandrés Sarraseca, Beatriz Ganuza Borrega, Laura Muñoz Martín, Javier Presa González, Nuria Ricarte Ferrer

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Día 14 - 14 de noviembre

Hoy amanece y nos despertamos a las 7 de la mañana con el ruido del cencerro de Problemas, el burro. Hace fresquillo pero desayunamos bien y nos ponemos en marcha.
 
Levantamos el campamento (Pepe Múzquiz)
 
El camino es llano y se hace un poco monótono algunos tramos, pero entretenido ya que nuestros pastores Vidal e Ismael nos van contando cosas interesantes, como que las hierbas aromáticas no se comen, son para ahuyentar a los herbívoros, tales como el romero o tomillo, del que vemos que hay mucho.

También nos cuentan que la cañada que llevan tantos tiempos recorriendo mide 75 metros de ancho, o lo que es lo mismo 90 varas. Nos cuentan que esta cañada no siempre se cumple, y muchas veces los agricultores de la zona toman parte de la cañada para plantar sus cereales y hortalizas, en detrimento de las ovejas, que ven como su tramo de hierba se ve reducido.

El tiempo durante toda la mañana de caminata ha sido muy agradable, tenemos suerte que no nos llueve ni hace mucho frío. Aunque el cielo esté todo cubierto.
 
Todo cubierto (Pepe Múzquiz)
 
En el trayecto del viaje hemos tenido que cortar una carretera bastante transitada para el paso de las ovejas. El paisaje es el característico de la llanura manchega, las viñas, algunos olivos, pero lo que nos extrañó fue un inmenso campo de sandías, la mayoría eran sandías pequeñas y podridas, que el agricultor de los campos había dejado sin recoger, aunque Vidal reconoció alguna que no lo estaba de la que disfrutamos todos lo rica que estaba.
 
Campo de sandías inmenso (Raquel Ambroj)
 
Seguimos el camino, con la suerte de tener buen tiempo, y subiéndonos encima de Problemas, el burro, que no le gusta nada, que después de “fastidiarle” un poco subiéndonos sobre él, cuando nos veía acercarnos se iba delante para que lo dejásemos tranquilo. Además en el recorrido vemos la formación típica agrícola de antaño, las bombas de Tomelloso, vacías ahora, pero que un día protegieron al ganadero o agricultor de las tempestades del tiempo.
 
¡Aguardándonos del frío! (Pepe Múzquiz)
 
Aparte debemos hacer una crítica del mal estado de la cañada, hay muchísima basura en el camino debido a que la gente no respeta la vereda, sobre todo de vidrios rotos, pero por todo el camino, lo que hizo que uno de los perros se hiciera una herida en una almohadilla de su pata, pero como luchadora que es sigue el camino, coja pero sigue cumpliendo su función. Luego cuando llegamos al sitio donde íbamos a acampar, le curamos la herida para que no se le infectase.
 
¡Vaya vistas! (Pepe Múzquiz)
 
Llegamos y montamos las tiendas, aunque con problemas ya que el suelo estaba lleno de piedras, lo que dificultaba un poco clavar las piquetas.

Mas tarde, cuando la comida ya estaba lista, nos ponemos todos a cenar, disfrutamos de lo rico que estaba todo.

Para reposar la comida, nos juntamos todos alrededor del fuego, y poco a poco vamos yendo a nuestras tiendas para descansar tras la primera noche de andada.

Autores: Raquel Ambroj Gil, Leyre Ayesa Sagüés, Alejandro Bandrés Sarraseca, Beatriz Ganuza Borrega, Laura Muñoz Martín, Javier Presa González, Nuria Ricarte Ferrer

martes, 18 de diciembre de 2012

Día 13 - 13 de noviembre

Empieza para nuestro grupo la aventura de la Trashumancia.

En esta ocasión, nos acompañan José Luis Múzquiz y Javier Otero. Partimos contentos y optimistas ya que conocemos de primera mano la experiencia del resto de nuestros compañeros que sin duda ha sido inmejorable.

A las 10:00 de la mañana abandonamos en nuestra peculiar furgoneta la Facultad de Veterinaria, donde además de dejar las clases, quedan el estrés y preocupaciones del día a día.

El viaje transcurre tranquilo entre charlas, alguna que otra cabezadita y la parada de la guardia civil en la carretera. A mitad de camino, descansamos y almorzamos en una estación de servicio y volvemos a emprender el viaje hacia nuestro destino: Valdepeñas. Cuando ya queda poco para llegar, decidimos parar de nuevo a comer. Pasamos unos cuantos pueblos en busca de un bar (que no encontramos) hasta llegar a Belmonte donde nos ponemos las botas con el menú del día, ¡buena manera de empezar!
 
Después de comer en el bar KIKO de Belmonte (Pepe Múzquiz)
 
Por fin, y ya algo cansados del viaje llegamos a Valdepeñas hacia las 17:45 donde los pastores nos esperan ya con el fuego, las ovejas recogidas y sus tiendas montadas. Hechas las pertinentes presentaciones nos aconsejan que montemos nuestro ‘campamento’ ya que se aproxima la hora del ocaso. Por ser la primera vez y aunque el terreno ayuda nos cuesta un poco montar las tiendas, incluso los pastores nos hacen alguna broma mientras Pepe inmortaliza el momento con su cámara. Sacamos nuestros sacos y equipajes y tras molestar un poco al burro Problemas nos sentamos alrededor de la hoguera. 
 
Así nos recibieron los pastores, ¡mejor imposible! (Pepe Múzquiz)
 
Peripecias para montar las tiendas (Pepe Múzquiz)

Empezamos a charlar conociéndonos así poco a poco, los pastores se muestran muy cercanos desde el primer momento de modo que dejando a un lado nuestra timidez bromeamos y reímos a carcajadas mientras la bota de vino pasa de unos a otros. Mientras y aunque hace poco que hemos comido, la caldereta de conejo y patatas está casi lista. En seguida aprendemos la metodología de cucharada y paso atrás y hacemos malabarismos para comer y sujetar la bota de vino al mismo tiempo.

En ambiente: comida, vino y mucho humor (Pepe Múzquiz)

Aprendiendo sus costumbres: cucharada y paso atrás (Pepe Múzquiz)

El cielo está totalmente oscuro pero son sólo las 9 de la noche y aunque los pastores se acuestan pronto nosotros aún nos resistimos. Así que alrededor del fuego seguimos compartiendo experiencias, anécdotas y chistes hasta pasadas dos horas. Mañana comenzará el camino por la Vereda, así que decidimos retirarnos a nuestros ‘aposentos’ con la esperanza de dormir bien y no pasar frío.

Autores: Raquel Ambroj Gil, Leyre Ayesa Sagüés, Alejandro Bandrés Sarraseca, Beatriz Ganuza Borrega, Laura Muñoz Martín, Javier Presa González, Nuria Ricarte Ferrer